Cómo cuidar la piel después de un día soleado

La exposición solar —incluso con protector— puede dejar la piel irritada, tirante o con esa sensación de ardor tan típica del verano. Según los dermatólogos, el cuidado post-sol es clave para evitar daño acumulado, deshidratación y pigmentación. La prioridad siempre será cuidar la piel después del sol con productos calmantes, hidratantes y libres de irritantes que ayuden a bajar la inflamación, restaurar la barrera cutánea y devolver confort inmediato.

En adultos, el sol puede causar enrojecimiento y sequedad, mientras que en los niños la piel suele sensibilizarse con mayor facilidad porque su barrera es más fina. Por eso, es importante elegir una crema postsol adecuada para cada edad: fórmulas con aloe vera, avena, agua termal o ingredientes calmantes como la centella asiática ayudan a disminuir el ardor y la rojez sin generar irritación adicional. También se recomienda aplicar los productos en capa generosa, sin friccionar, para no sensibilizar la piel.

Además de los calmantes, los dermatólogos aconsejan sumar sueros hidratantes con ácido hialurónico y productos relipidizantes que reparen la barrera cutánea. Estos ayudan a evitar descamación, tirantez y manchas post-inflamatorias. El uso de aguas termales en spray durante el día resulta especialmente útil en pieles sensibles y en niños con zonas irritadas: calma, refresca y baja la inflamación en segundos.

Entre los productos más recomendados por su eficacia destacan Fotop Pediatrics Transparent Spray Wet Skin, ideal para piel infantil sensibilizada y Avène Agua Termal, perfecta para refrescar y calmar la piel irritada. Con una buena rutina post-sol, no solo se alivia el malestar inmediato, sino que también se protege la piel a largo plazo frente a los efectos acumulados del sol.

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